Ésta semana tocó despedirme de un amigo, en realidad no lo hice personalmente, ya que supe de su partida en las redes. Parte de los millones de venezolanos que han emigrado debido a la tremenda crisis socioeconómica que sufrimos.
Escribió una carta de despedida, muy emotiva. Tanto, que quiero compartirla textualmente con ustedes.
"A pocas minutos del despegue, me viene en mente que de verdad dejó mi tierra natal. Un no volveré me grita. A pesar de toda la rabia con quienes han hecho la existencia invivible pero no puedo dejar de correr una lágrima por el turpial que no volveré a ver, ni el araguaney florear, o el frailejón tocar, ni las cálidas aguas de sus ríos y playas disfrutar.
En la ventanilla se ven ya las luces a los lejos que se van, y con ellas se da paso a una vida nueva comenzar, y otra lagrima se escapa pensando en las hallacas, en esa Navidad, o la Semana Santa, o los amigos que no se verán junto los dulces y tequeños de cada festividad.
En la ventanilla una nube tapa los últimos rastros de aquella tierra que me dió cobijo, donde crecí con regocijo, la niñez, juventud y hombre adulto ahora, en la vejez todo se guarda en una pequeño rincón de un corazón envejecido, cansado y adolorido, lleno de recuerdos adormecidos que una lagrima despertó.
En la ventanilla se ve la película que uno protagonizó ahora solo la Mano de Dios y la Esperanza.
Adios turpial mío, adios araguaney, adios tierra mía gracias por todo en la Vida.
JSO
Octubre 2020